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Por Edwin Salem
Malvinas / Faulklands

Si bien Las Malvinas o The Faulkland Islands para muchos es sinónimo de conflicto, para mi las diferencias de estos dos nombres e interpretaciones historicas fueron algo cotidiano en mi casa. Mi padre cuando volvia del colegio se aseguraba de darme una leccion de la interpretación historica Britanica en cuanto empece a estudiar geografia Argentina. Esto para un niño no tenia un valor muy significativo. Mi padre Ingles, mi madre Argentina, los dos idiomas coexistian en paz en la particular y cotidiana historia de mi familia. Se tomaba el te a las 5.00 pm y eso no nos diferenciaba del resto de los vecinos de San Isidro. Mi padre era protestante, mi madre catolica. Ella ejercía su religión y mi padre se autodenominaba hereje y en esto habia acuerdo. Y en este acuerdo cultural existian algunas diferencias como comer unos huevos fritos con tocino a la mañana que era asquerozo para uno como para el otro untar una tostada con dulce de leche era algo incivilizado. Otras diferencias eran mas triviales como pronunciar perra “pera” o el sin fin de errores de articulos; ejemplo: “ La paragua”. Pero no era asi de sencillo ya que a veces el articulo era bien puesto pero la pronunciación erronea. “ yo querer sacar la pera de la cocina y salir a caminar con este”. Esto si a veces traia un conflicto de criticas lingüísticas de ambas partes y sarcasmos del Ingles de mi madre y sus errores. Al fin y al cabo era un “peaceful cohexistence” o “coexistencia en paz”.
Para mi pasar de una cultura a la otra era tan simple como cruzar la calle. Con el tiempo cruzar la calle se transformo en cruzar continentes, cruzar oceanos, cruzar lo desconocido. Y en un de esos cruces, 20 años después del conflicto belico Malvinas/Falklands, cruce a estas Islas para explorar sus olas, su gente y su espiritu.
En octubre de 2003 decidí cruzar el pequeño espacio de Atlantico entre la Patagonia y las Islas. Pero en realidad no fue asi de simple. Desde Costa Rica se me hizo sumamente difícil conseguir información logistica. Si se podian alquilar autos, donde me podria alojar, cuales eran los costos de vida. En fin lo mas basico para emprender una campaña es tener la información de donde vas a hacer tu base. Hable con Jerome Poncet el capitan del Goleen Fleece quien unos años antes me habia llevado a la antartida. Me dio la información necesaria para arrancar pero por lo hablado la exploracion por tierra seria difícil por el tipo de terreno y falta de caminos. Por otro lado no habia información publicada sobre vuelos y las aerolíneas que supuestamente volaban no tenian mucha información. Decidi ir a Buenos Aires e investigar de mas cerca el asunto.
Antes de mi partida a través de la asociación de Cricket de Costa Rica, de la cual soy miembro y jugador, tuve en varias ocaciones la oportunidad de charlar con la embajadora Britanica Georgina Buttler. Creo que después del ultimo partido de la temporada pude hablar con ella sobre mi proxima aventura. Ella tuvo la amabilidad de citarme en la embajada para charlar sobre el viaje. En este encuentro le comente mis planes de surfear Las Islas y me conecto con el gobernador que tenia pocos años mas que yo y era el capitan del equipo de cricket local.
Dos dias después partí hacia Buenos Aires. Una vez en la ciudad de la furia me junte con los muchachos de Asatej quienes me habian conseguido el unico vuelo a las islas. Mi itinerario termino siendo. Bs As,- Santiago noche en la ciudad. Partida en la mañana cabotaje Santiago- Puerto Mont-Punta Arenas- Mount Pleasent Malvinas. Wow, di una vuelta por el cono sur de 12 horas para ir a un lugar que en linea recta de Buenos Aires hubiera tardado 2 horas. En fin asi de ridicula es la politica. Exhausto llegue a la base de la R.A.F Mount Pleasant que era tan Grande como Port Stanley con angares cerrados probablemente con misiles. La base parecia un pueblo con canchas de rugby, cricket y football. Aproximadamente con 2000 efectivos. Osea el personal militar era casi igual en cantidad que la población completa de Stanley o mas.
Luego de pasar todo mi equipo por una maquina de rayos x me sellaron mi pasaporte Norte Americano. (Use este para tener una entrada neutral). Y me embarque en un colectivo rumbo a Port Stanley. La trayectoria aproximadamente de unos 40 minutos estaba plagada de hermosas puntas, pequeñas bahias, y mil recovecos con lindas olas que trabajaban en distintas formas con los vientos y direccion de swell. Estaba sumamente emocionado en ese paisaje desolado y ventoso, me traía recuerdos de otros lugares radicales en similares latitudes , pero este, si bien a simple vista era parecido, en los dias que vendrian fui aprendiendo que las sutiles diferencias podrian dejarlo a uno muy fácilmente al borde de muerte. Note tambien en esta pequeña trayectoria algo muy extraño, un sentimiento retraido y sombrio que emanaba de algunos de los locales. Estos no eran particularmente simpaticos pero si respetuosos y cordiales.
Al alejarnos brevemente de la costa, volque mi cabeza hacia la izquierda y vi unas montañas con las simas cortadas por antiguos glaciares. Fije mi mirada en una de las copas y luego fui bajando curiosamente hacia su base . Inmediatamente note miles de formaciones rocosas que caian por la ladera casi hasta la planicie. Estas formaciones se llaman “Stone runs” o cascadas de piedras. Estos desplazamientos rocosos de varios kilometros son los efectos de la epoca glaciar, muy similares a los que se ven en Sud Africa. Salvando las diferencias al estilo de “Table Mountain” en Ciudad del Cabo.
El sol estaba cayendo, el paisaje era color dorado al mejor estilo californiano….el viento sur haciendose sentir me traia memorias antarcticas…. las Malvinas pense… que lindo lugar, que linda aventura.
Dada la orientación de esa majestuosa luz que todo transformaba en oro, ya con mis ojos enfocados en la pradera observe con mucha claridad, repartidos con cierta simetría, 2 helicopteros quemados con sus hélices dobladas, algunos jeeps o pedazos de camiones.
El contraste fue una patada al corazon de cualquier ser viviente, humano, animal o vegetal. Me trajo recuerdos de intolerancias, politicas internacionales mal conducidas , legitimaciones de falsas interpretaciones historico-culturales, falsas luchas por la libertad, conflicto, violencia absoluta, guerra, muerte, mas muerte y el infinito sufrimiento en vano en cual nuestra especie siempre cae. Todo lo que amo de la naturaleza estaba en esa pintura de Dios y todo lo que odio del ser humano tambien.
Cayo la luz y al rato aparecieron las luces de Port Stanley en el horizonte.
Trate de salir de ese estado mental negativo cuando escucho a una mujer hablar ingles con un acento frances brutal. Me arrimo para charlar un poco en su idioma y cuando nos miramos nos reconocimos. Era una tripulante de Jerome que habia bajado del viaje antartico anterior al mio. En el 2000 habiamos tomado unos cafes en Usuahia y charlamos extensamente de nuestras mutuas aventuras ecuestres. Ella en el verano del norte conducia toures a caballo por las estepas de Mongolia, y yo por las junglas y playas del Caribe sur de Costa Rica. El surf, la navegación y los pingos le dije yo. Ella respondio Ah oui, le surfer extreme d’Antarctic. Si respondi. Sonrei y le dije que detestaba la palabra extremo, o que me clasificaran como extremo. Aventurero si, pero para mi hoy por hoy extremo se convirtió en un punto de venta para millones de consumidores. Extremos con mayúsculas son esos helicópteros que pasamos allá atrás. Nes’t pas? Se rió con un simple D’acord!
Una vez en Port Stanley me instale en 14 Drury Street, en un cuarto de la casa the Kay Mac Cullum. Kay, había enviudado recientemente y transformo su casa en un bed and breakfast bastante lindo y discreto. Ella era ecologista y muy simpática comparada a los pocos kelpers con los cuales me había comunicado. Aparentemente esta nueva situación la mantenía ocupada y le servia como terapia. Al tener gente joven alrededor esto le levantaba el animo y le daba constante compañía. Algo realmente feo en este mundo debe ser estar solo en un lugar como las Malvinas. Esa noche pase por la amarra del Golden Fleece y cene en el barco con Jerome y Dion. El buen vino y comer de estos corsarios franceses me hicieron sentir que nunca había dejado el Goleen Fleece, que no había pasado ni un instante desde el viaje a la Antartida, que el tiempo no transcurre cuando hay buena onda entre seres humanos, que tres años son solo una vuelta de hoja de un buen libro. Charlamos, reímos, tomamos wisky y al final de la noche Jerome saco de su camarote las cartas marinas de estas islas, en ese preciso momento, como decimos en argentina, se acabo la joda. El ambiente se torno serio, los ojos de todos en la mesa se tornaron en profundas miradas, los intelectos de cada participante agudos y en alerta. Tanto los marinos como los surfers cuando se trata de expediciones la joie de vivre se controla y se entra en un transe de máxima seriedad y concentración. Tal es lo que imprime la furia de los océanos en nuestros cuerpos, el respeto al mar y al prójimo.
Ya que cuando el respeto se pierde, bueno…solo había que ir a dar una vuelta por los campos de la zona para ver las huellas del desastre.
Estudiamos las distintas posibilidades de olas. Dion me mostró sus descubrimientos surfisticos en la parte noroeste de East Faulkland donde había navegado el verano anterior y había agarrado un lindo reef de derecha de unos 4 a 5 pies Hawaianos, o sea unos dos metros y medio. Tenia sentido que rompiera ahí en esa época ya que hay swells que vienen del este del Brasil con dirección sur y la costa esta expuesta a una fosa aluviana muy profunda. Pero era octubre y yo quería agarrar esos swells originados por las tormentas en el Pacifico Antártico que vienen pegando la vuelta a Tierra del Fuego. Estas tormentas pasan del Pacifico al Atlántico raspando la costa este de East Faulkland y siguen viaje rumbo a Sud África. El patrón lo venia estudiando desde hace unos años y parecía ser constante. Solo era cuestión de llegar a la zona de Volunteer Beach que mostraba estar expuesta y contaba con suficientes accidentes geográficos para que se pueda surfear con distintos vientos. Además las cartas mostraban claramente unos arrecifes muy interesantes algunos con muchas algas marinas que tienden a darle una textura glassy al agua. Pero con los vientos que corren en estas islas pensé que no hay algas que aguanten el glass. Luego de algunos tragos se trato la parte logística del viaje. Esta era sumamente difícil por que uno no podía alquilar un Land Rover sin guía, el terreno era muy traicionero y si no lo sabias leer podías perder el vehiculo en uno de los pantanos fantasmas. Fantasmas por que estos estaban cubiertos de pasto. Si no conocías las distintas especies de pasto, básicamente la capa de sedimento que cubría esta especie de arena movediza donde crecía esta vegetación, se quebraba y literalmente te tragaba la tierra con auto y todo el equipo.
Bueno me di cuenta que tenia una lista de deberes extra para el día siguiente. Hasta entonces solo tenia pensado surfear la playa mas cercana, Surf bay y aclimatar.
Me despedí de mis amigos y me fui bastante averiado rumbo a lo de Kay.
Al día siguiente, mientras desayunaba, Kay me pregunto cuales eran mis planes. Le comente que pensaba llamar a un taxi que me lleve a explorar la costa entre el aeropuerto y surf beach. Se rió y me dijo, tendrías que pasar por la oficina de explosivos primero para ver cuales eran los accesos a través de los campos minados. Pensé que me estaba haciendo una broma pero no era así de simple. Lamentablemente el ejercito Argentino había minado toda esa zona costera esperando el ataque ingles, pero los ingleses entraron por la bahía de San Carlos. Estos campos minados no fueron catalogados y los dispositivos quedaron ahí sin forma de ser extraídos. El ejercito argentino se los había comprado a Estados Unidos. Estas minas eran plásticas con detonadores plásticos, siendo así imposibles de identificar con rastreadores metálicos. Además al ser el terreno inferior del suelo muy suave, estas, a través de los años fueron cambiando de posición. Pero esto no era todo según el mapa, casi toda esta costa estaba delineada en distintos colores, rojo, azul y verde. El rojo identificaba los campos minados, el azul identificaba misiles sin estallar y el verde básicamente eran zonas libres de acceso. Pero los mejores spots que había identificado la tarde en que llegue estaban en zonas rojas o azules. El acceso tendría que ser por mar y esto no garantizaba que en esos arrecifes o puntas no haya misiles sin explotar bajo la superficie. Siendo así, las autoridades me negaron cualquier tipo de acceso a estos lugares.
El swell estaba chico, de unos 2 a tres pies y mis opciones eran surf beach a quince minutos de Stanley o Mount Pleasent beach dentro de la base Británica, esta ubicada a cuarenta y cinco minutos. Di por alto esta expedición y decidí simplemente aclimatar en Surf Beach y concentrar mis esfuerzos en una expedición a la zona de Volunteer beach.
 
 
Una vez claros mis objetivos zarpe de la casa de Kay rumbo a surf beach donde hice surf toda la tarde, probé mis tablas y trajes de goma, seco y húmedo. Saque algunas fotitos de las olas y de algunos caballos. Surf beach es la ola que surfean los pilotos de la R.A.F y algún que otro surfer que han pasado por ahí, como los que escribieron ese articulo en la revista Surfing, creo que lo tendrían que haber llamado “Como no hacer una expedición de surf a las Malvinas”. Fue el articulo mas lleno “Bull Shit” que había leído en años. Los lugares que surfearon, fueron surfeados por personal militar desde la ocupación de los años ochenta y es la costa con acceso mas fácil y cercano a Stanley. En otras palabras otra mentira propagandística surfera yankie, el comentario que mas me hizo reír a carcajadas fue el siguiente “This is probably the first tube ever ridden in these islands” o algo por el estilo. En fin, ya sabemos de que se trata todo eso, Dios, cristo y luego los gringos.
Pero la verdad es que hay dos locales de surf bay un ingles y su mujer kelper ambos boggie boarders que se entuban desde hace años en esta playa. Además la R.A.F tiene un casino de oficiales en Port Stanley con trajes de goma y tablas para sacar prestado para cualquier oficial o soldado de cualquier rango. Yo conocí en un pub un par de pilotos con rango de capitán que me invitaron a surfear a la playa de la base y me dieron información sobre los surfers de esta. Por lo general tienen una estadía de 6 meses y son Galeses o de Cornwall muchos vienen con sus tablas y equipo, ellos pueden pedir las Malvinas como destino voluntario y hoy por hoy es mucho mas simpático que estar en Irak. Además Dion surfea ahí cuando el Golden Fleece esta en puerto. Que mas puedo decir…..Surfing Magazine tendría que corroborar los hechos antes de publicar pavadas.
Al día siguiente volví a surfear la misma playa y luego busque en distintas agencias de viajes a un guía con un buen Rover. Esto también se torno en otro dolor de cabeza, ya que las playas en las cuales quería hacer surf si bien estaban libres de campos minados, estaban en estancias privadas por lo cual necesitaría permiso de los dueños. Imagínense que mi intención era que me dejen en un lugar con provisiones y que luego me pasen a buscar 10 días después. Generalmente hago un campamento base y de ahí de acuerdo a lo que voy descubriendo instalo otros mas pequeños. Bueno para hacer la historia mas corta las autoridades no me dejaban quedarme solo en esos paramos, ósea que el guía tendría que acompañarme toda la estadía. Esto fue un golpe bastante duro en mi bolsillo pero ya estaba allí y tuve que seguir de acuerdo al plan con las alteraciones impuestas.
Cabe notar que ser expedicionario surfer es algo tan lejos de la mentalidad local que seria mas fácil ser astronauta. A pesar de todos los contactos que tenia y sin tener problemas de idioma, lo que proponía estaba totalmente fuera de orbita para los malvinenses. De hecho nadie había intentado esto antes, si bien esto me hacia sentir orgulloso también me sentía reprimido y sin libertad de acción. Pero era obvio que había todo tipo de restricciones de seguridad de estado, militar y sector privado.
Si bien Argentina se refiere políticamente a Las Malvinas como territorio nacional en disputa, los malvinenses se sienten ocupados por los Británicos y estos dado que Argentina no retira su derecho territorial, están siempre en estado de alerta. Siendo así, Las Malvinas no solo se encuentran en un estado de ocupación de pos guerra Britanica sino también en un estado de bajo control local.
Los Malvinenses no se consideran Británicos ellos quieren ser un país independiente pero también son concientes de que si los Británicos se fuesen volverían a estar bajo amenaza de ocupación argentina y sin respaldo. Entre la Argentina, un coloso endeudado de otra lengua y cultura o una nación rica europea, la opción Malvinense (si se la puede llamar así), si bien no es a gusto, si es pragmática. Entre los dos males me quedo con el que conozco.
Todo esto limita la libertad en las islas y a mi personalmente me cuesta vivir e interactuar con este tipo de limitaciones ya que ser surfer en su esencia es ser sumamente libre e ilimitado. Pero me tome toda esta situación dislocada como una meta personal y me empecine en lograr mi objetivo, después de todo había logrado surfear un Iceberg en Antártica unos años antes y en ese momento no poder surfear esa costa seria para mi una ofensa personal. Conseguí los permisos y deje varios meses de sueldo en esta empresa. Si encontraba las olas que buscaba bien y sino probaría mi punto.
Con esa determinación tozuda zarpe rumbo a Volunteer beach.
Una vez en camino con Rowland mi guía, mientras manejaba cross country, toda esta estupidez política quedo atrás de unas montañas. Me acorde del discurso de Martin Luther King, “Free at Last”. A medida que el Rover avanzaba por campo abierto, iba desapareciendo todo síntoma de civilización. El aislamiento era dulce y sublime. En ese sin fin de praderas, lomas doradas y montañas cortadas, me sentí finalmente que estaba viviendo la verdadera esencia de las Malvinas. Después de pasar por la estancia que miraba a la Bahía de San Carlos el camino de ripio se termino y de ahí en mas era conducir por el pasto.
Me impregne visualmente de esos paisajes, del viento marcando su rastro en la vegetación, de esa desolación majestuosa que solo emanaba paz y tranquilidad, en ese entonces comprendí el carácter de los Faulklanders, el por que de su temperamento reservado y el poco uso del habla. Todo estaba escrito en esa tierra, en esos vientos y en ese mar. La dureza de las condiciones de la naturaleza, el aislamiento real de ese pueblo y como les cambio la vida ese día que se despertaron al ruido de ametralladoras y violencia. Me sentí triste de la misma forma que un Norteamericano liberal se siente cada vez que su país invade a otro, me sentí triste que el mismo sistema represor que llevo a tantos miembros de mi generación al exilio y a la muerte también trajo su doctrina militar represora a estas tierras de un pueblo indefenso. Me dio vergüenza pensar que esos campos minados privaban a todas esas familias el uso recreacional de todas esas zonas tan bonitas de su área inmediata y que pongan en riesgo a los niños cada vez que se les escapa un pelotazo de la playa a las áreas restrictas.
 
Continuación
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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